domingo, 9 de abril de 2017


Un ataque isquémico transitorio es una mierda, no tanto como un infarto cerebro-vascular, pero una cosa lleva a la otra, y eso -como diríamos en chileno- "chorea". Aburre. Se lee cursi, pero entras en esa fase de los programas de televisión cuando transmiten puros refritos. Busco la coartada posmoderna, que creo es la única para sobrellevar los embates de la realidad cuando la brújula que llevas la utilizas sobre campos magnéticos. 

Porque todo sigue igual pero ya no como antes, y no tiene nada que ver con la melancolía sino con la sensación de que te falta no sólo tiempo, también más oxígeno. Y con esta mierda de calentamiento global, la metáfora resulta otra verdadera mierda. En este tipo de circunstancia el adormecimiento toma una dimensión bizarra. Tanto como constatar que por más que respeto el uso de mayúsculas y minúsculas en la redacción, finalmente todo es publicado como si estuviera gritando. Mis sinceras disculpas.

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